Foqueo por pistas, Manzaneda

 

Condiciones más allá de lo escocés...

Como quien dice no había “llegado” del Valle, y ya estaba mirando previs para ver lo que se dejaba para el final de la SS…


Le tiro la caña a Piki, que tiene trabajo, que a ver… Acaba liándose con alguno para ir el domingo hasta la zona de San Isidro, yo el domingo al final todavía tengo que recuperar puntos, pico y pala en el jardín, ¡puntos de los de verdad!… Me toca el lunes.


Así que da la casualidad de que el “Joven” comenta en uno de los grupos que está pensando en acercarse el lunes a Manzaneda. Le contesto que es mío… Que hablamos el domingo por la tarde para perfilar el tema. 


Son las 8 de la mañana, pasan un par de minutos cuando aparco en el punto de encuentro. Metemos todo lo mío en el coche de Javi, que hoy ha decidido que le funciona la tracción a las cuatro ruedas. Todo un detalle por parte del coche…Y salimos hacia la nieve prometida.


De camino coronando en el tunel de Piedrafita intenta caer algo de aguanieve pero pasamos sin problemas. Como somos así, uno piensa que como el “Joven” está cansado de ir a Manzaneda pues que sabrá el camino por aquí… El “Joven” piensa que el “Viejo” tendrá claro lo de ir por este lado… Resultado, cuando ya veo que nos acercamos peligrosamente a Ponfe sugiero tímidamente que si no nos habremos pasado la salida… Dice el joven que creía que yo sabía el camino… El “Viejo” responde que ni idea, que es la primera vez que va a Manzaneda… En fin… Sin dramas…

Unos Km hasta la estación el día ideal para salir al monte...

Desde el aparcamiento, buena pinta


Pues eso, que al final más o menos a la hora planeada nos presentamos en el aparcamiento. Como somos gentes aficionadas a la montaña invernal no nos hace falta decirnos nada para en 5 minutos contados estar listos para salir foqueando. Mientras, a nuestro alrededor vemos como gente de todo pelaje y condición va aparcando y saliendo de los coches con cara de estar en Marte…

Poco después del primer giro hacia las rojas de la izquierda

Todavía en la tranquilidad del bosque

Y lo de arriba...


Tiramos. Nieva ligeramente, cielo bien cerrado, pinos cubiertos de nieve y unos cm de polvo encima de lo duro. Nos metemos por la izquierda hacia las rojas que serpentean por el bosque. En nada estamos solos rodeados de pinos y nieve. El viento empieza avisar de que por arriba las cosas se van a poner interesantes. Pasamos la balsa de agua de los cañones y nos damos de bruces con las condiciones algo más que “escocesas”. Seguimos hasta protegernos detrás de la cabaña del re-envío de arriba del todo. 

El joven en la primera subida llegando al re-envío


Por el rabillo del ojo veo que según el “Joven”, con buen criterio, toca transición de mírame y no me toques, pieles al gore y rapidito que hace un viento que te cagas. 


La primera esquiada, sin visibilidad, con el viento dando de lado y la nieve cambiante en una primera parte muy plana que nos viene muy bien para ir haciéndonos a lo que nos espera. 


Pasamos la balsa y nos metemos entre los pinos, menos viento, más relieve y más nieve polvo juguetona. Nos grabamos en video y disfrutamos como enanos para darnos cuenta que lo que nos ha costado subir unos 45 minutos apenas ha durado unos cuantos minutos de bajada. 

El ambiente que nos recibe abajo después de la primera bajada


En la segunda subida, se ven las huellas de nuestros giros de la primera bajada

En la tercera subida, todo virgen allá donde miramos, se nos acumula el trabajo

¡Ya trillado con sus ochos por su sitio!

El ambiente al empezar la penúltima bajada


De nuevo para arriba, hacemos tres subidas hasta la balsa,… Para que sufrir más más allá de Mordor… Vamos trillando todo lo virgen que ven nuestros ojos. A cada subida se nos acumula el trabajo, ¡Oye, después hacemos esa!, mientras enfilamos por otra… Finalmente decidimos que como tenemos una reputación la última subida la hacemos otra vez hasta arriba del todo. 

Empezando la última subida


Con la cabeza gacha y mirando hacia la punta de los esquís me voy cagando en todos mis muertos, en la puta reputación de los cojones y en por qué me habrán hecho tan de sufrir… 


Llegamos de nuevo a la caseta, otra vez transición rápida de las de libro y para abajo. Esto se acabó, en un suspiro llegamos a la base.

Transición de las rapiditas, la última

Y lo que nos espera hacia abajo


Me convence el “joven” para tomar algo en la cafetería de la estación y con sorpresa comprobamos que al final las tres horas y media de paliza han servido para meternos entre pecho y espalda más de 900 metros de desnivel… 


Y llega el momento del día… ¡Qué si hacemos algo el finde que viene!… Vaya par de enfermos…




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