Travesía, Morredero, Aquilianos

Bonitas luces una vez salimos de las pistas hacia la Yegua

El domingo pasado, no sé en qué momento del día le tiro la caña a Piki… Que el miércoles podemos hacer algo…No tarda mucho en picar…Quedamos en que hablamos el martes.

Tras la esquiada por pistas del domingo y a pesar de que fui en la mejor compañía, sabía que me había perdido “el día de la temporada de travesía y polvo del bueno”. Por la noche las publicaciones en IG de todo el mundo lo corroboran. Vamos a ver si el miércoles es la mía.

No lo tenemos muy claro en cuanto a dónde ir, Piki suelta la del Morredero, sabe que hace tiempo que tengo ganas de catarlo. Y como por arte de magia Hugo del grupo de travesía de wapp empieza a bombardearnos desde media mañana del martes de lo bueno que está el Morredero. Se suceden las fotos, vídeos y mensajes del estado de la nieve. Polvo apretado por el viento con alguna zona durilla… Nos ponemos cardiacos pensando en si aguantará así… Parece que podría ser, no van a subir las temperaturas de cero grados.

Esa misma tarde del martes así de pasada le comento al “Sherpa” que si tal que se venga con nosotros, tiene muchas ganas de pateo y monte, y ya que la nieve está durilla pienso en que puede que le encaje. Otro que no se lo piensa mucho… Pica en segundos… 

8 y 10 de la mañana en Ponfe. Piki nos espera con todos los petates en el asfalto listo para embarcar como una bala. También viene Pablín. Otro que mete todo en el León y pal’Morredero. 

La pinta desde el coche nada más aparcar

No son las 9 de la mañana y arrancamosa foquear. Donde aparcamos hace viento, y la sensación es de fresquito del bueno. Alguna nube con pinta de irse a otro lado.

El Sherpa sale pitando, con el vientecillo no está la cosa para estar parado y como va andando ya lo cogeremos. Por detrás los tres traveseros… 

¡¡¡Vaya pintaza!!!

Nos ponemos como motos con lo que catamos mientras foqueamos. Hugo informó bien, y la nieve se portó y aguantó. Alguna placa de nieve más dura pero nada que no se pueda esquiar a gusto. 

Tirando pa'rriba

Todavía hacia la primera antena el Sherpa a la derecha con botas

Tres momentos gentileza del Sherpa

Llegamos por las pistas al re-envío de arriba, sin poder evitar los comentarios de cómo nos vamos a poner en la bajada. Seguimos en dirección a la este de la Yegua, no podemos dejar de mirar la pala y la huella de Hugo de ayer… ¡Vaya pintaza!. Por la parte superior se ven manchas grises de zonas de hielo pero desde ahí en la zona del tubo tiene pinta de polvarral de los buenos. ¡Para que negarlo, nos ponemos palotes los tres, pero muy palotes…!

La pala este de la Yegua en todo su esplendor... ¡Cómo nos vamos poner!

Llegando arriba

Mientras la meteo se despeja del todo y cuando llegamos arriba el cielo es un azul denso en comparación con el blanco de la nieve. 

Arriba del todo

Tiramos para abajo desde las antenas, unos desde un poco más arriba que otros…

Primeros giros cautos, las formas que ha hecho el viento en la parte de arriba no lo ponen fácil. Toreamos lo difícil sin mayores problemas y empezamos a catar el polvo apretado. Cuando llegamos a la máxima pendiente de la pala que nos meterá en el tubo estamos los tres locos por tirarnos como si no hubiera mañana. Va Piki primero. La goza y a medio tubo nos grita que esperemos, que nos graba. 

La huella de las bajadas en la este de la Yegua... No os quejéis que no he puesto el video

No sigo con la bajada que me vais a odiar un poco más todavía… Brutal… No digo más… Bueno sí, que a medida que bajabas más polvo… Venga va, lo dejo,…Bueno que después se puso más enrevesado y algo más duro pero muy disfrutón… ¡Qué estuvo de puta madre!… Lo siento, es lo que hay…

No os preocupéis que ahora viene lo divertido…

Antes del foqueo infernal, ¡qué felices nos las prometíamos!

Érase una vez tres paquetes, que deciden subir foqueando por la huella de Hugo del día anterior. Huella que está dura, dura, puro hielo, con el resultado de que los tres acaban resbalando hacia abajo. A alguno en uno de los resbalones se le sale un esquí que se va de “paseo” un centenar de metros. Otro que se queda colgado a media ladera sin saber cómo salir del marrón. El tercero que no sabe a quien salvar primero… ¡Teníais que haber estado ahí!. Y todo por no poner las cuchillas…. Sobre todo uno que las llevaba en la mochila… Aquí va el emoticono del que se tapa la cara con la mano…

Bueno pues nada, que dos de los “paquetes” decidimos sacarnos los esquís y subir andando. hielito del bueno y sin piolet y crampones. Ración de apertura de huella para vuestro paquete preferido. 

Como podemos poco a poco vamos saliendo del marrón. Yo decido que ya que tengo las cuchillas en la mochila cuando todavía quedan unos 40 metros de desnivel hasta el cordal vuelvo a calzar esquís pero con las cuchillas. Así pruebo…

Hacia abajo, desde donde calzo esquís de nuevo y cuchillas 

Es salir y me doy cuenta al instante en por qué Piki es del club de los anticuchillas. Si deslizo tengo que hacer más fuerza para romper el hielo. Si subo los pies también me canso más por el peso de los esquís. Como ya he tenido suficientes aventuras por hoy, decido que sigo deslizando.

La huella con las cuchillas puestas

Cuando ya estamos llegando a la antena que marca el nuevo descenso a la mitad del total del recorrido del día vemos a una pareja de negro que suben. Resulta que es Hugo y su hermano. 

Intercambio de opiniones, info privilegiada… Y cada uno a lo suyo. Unos siguen subiendo y otros empezamos lo que va a ser una bajada hasta el coche de las que hacen afición.

¡Cómo disfrutamos esto!, polvo apretado y alguna placa que vas evitando al ver la diferencia de la textura… La gozamos. 

Ya antes de la pala final, la de más pendiente que da a la caseta de abajo vemos a Óscar. 

Nos quedamos con ganas de más, algunos habríamos subido de nuevo al re-envío para hacer una nueva bajadita, pero Pablín tiene que estar en Ponfe y es lo que hay.

las huellas en la pala final, justo por los cables

Nos despedimos pensando en que pasará el domingo…

Reconocerlo, esta vez no me he enrollado mucho cabrones…

No podemos evitar que nos hipnoticen esas palas de bajada en el coche