Cuando toca bajarse, Vegarredonda
Así quedaba el macizo en nuestra retirada |
Durante las últimas semanas recibo mensajes de Raúl el de Ponfe de que si hacemos algo esta primera semana de septiembre. La DANA y otras hierbas no nos lo ponen fácil, de manera que acabamos acordando que hablamos el domingo por la tarde y decidimos in extremis.
Es domingo por la mañana, acabo de llegar al aparcamiento de la playa de San Jorge y empiezo a recibir una cascada de mensajes de Raúl,… Que si vamos a Picos, que a Vegarrendonda, que hay que reservar el refugio, que cuántos somos, etc, etc… Yo mientras estoy de charla de espera de parking con otro, falta gente todavía. Con todo el morro del mundo, me descargo en Raúl y le digo a todo que sí. Sin dejar de aclararle que voy a escalar y que voy a andar mal de cobertura. No he mirado previs ni nada, voy a ciegas, le digo que se mire él la vías y listo, que voy a “mesa y mantel” puesto.
Ya en el sector no sólo sigo recibiendo mensajes de Raúl sino que además se suma Piki. Que se ha enterado de que vamos y que si se puede apuntar. Ya había hablado con Piki de hacer algo pero que le avisaba en cuanto se decidiera. Me ha pillado, ¿cómo se habrá enterado?.
Iván, que está al lado a todo esto, comenta que puede que le interese. Me llama Raúl para concretar, que tiene que reservar y quiere tener todo claro. Así, sin más, está decidido que me voy a Picos de lunes a miércoles. ¡Para que luego digáis que no arriesgo!.
Cuando llego a casa a eso del mediodía “otros menesteres” me entretienen, y apenas puedo comprobar que puede que nos llueva algo durante la caminata al refu y parece que los dos días de escalada tendremos buen tiempo… No me fijo en otros detalles…
Contrariamente a lo que suelo hacer dejo todos o casi todos los preparativos para el lunes por la mañana. Se supone que salimos a las 12 de Ferrol rumbo Cangas de Onís. Pero tengo un par de gestiones que hacer antes, lo que se suponía que iba a ser 20 minutos se transforma en una hora y media y ya voy justo, muy justo.
Al final los de Ferrol llegamos 35 minutos antes de la hora prevista al destino. Abrazos, unas risas, algún café y bocadillo y todos en un coche destino Covadonga.
Nos las prometemos muy felices hasta que Raúl tiene el detalle de explicarnos que ese insistente pitido que hace su coche es el aviso de que tiene que revisar el nivel del líquido de frenos. Toda una tranquilidad sabiendo que a la vuelta sólo tendremos que bajar desde los Lagos… Como somos unos insensatos de primera, nos lo tomamos de cachondeo… Hay tantas ganas de escalar…
Llegando ya arriba a los de Ponferrada se les ocurre la brillante idea de preguntarnos que ¿qué preferimos, un friend bien puesto o un fisurero?… Manda huevos… ¡La que se lía!… No me voy a explayar con el tema pero curiosamente, parece que los Fisus se llevan los dos votos de Ponferrada, y los friends los de Ferrol, os dejo a vosotros elucubrar las razones de cada bando… Sólo os digo que por mucho que se discutió no se llegó a ningún acuerdo. Como es habitual nadie convenció a nadie, y mira que algunos lo intentaron… Unos, más que otros…
El inicio de la aproximación, idílico |
Últimos ajustes |
Llegada al aparcamiento. Últimos ajustes de mochilas, comprobaciones y excursión al baño con vistas y a andar. Como nos prometió Piki la aproximación al refugio que oficialmente es de 2 horas, se convierte en un agradable pateo de una hora y media escasa muy cómodo a pesar de las mochilas. El tiempo se porta, y aunque llegamos sudados la temperatura ha sido buena y el cielo ha estado gris pero sin tirar agua.
Ya llevamos un rato y nos queda otro... |
Ya llegando, se ve el refugio viejo |
Desde el mismo punto hacia la derecha |
Los del anillo en su momento instagramer... |
Ya en el refu toca hacer el registro, pagar, y aclarar el tema cenas y demás. Tenemos 40 minutos hasta la cena que empleamos en no ponernos de acuerdo en qué hacer al día siguiente no vaya a ser… Pero milagrosamente, no sé cómo, al final tenemos actividad, nos vamos a la Segunda Cebolleda y en concreto a la vía “Sorpresa”. 6 largos de los buenos que prometen un día de escalada inolvidable. Somos felices y así nos vamos al catre. Unos a cubierto y otros no tanto.
El resultado del ambiente en el refu |
Como es habitual, me toca la agradable tarea de hacerme la obligada excursión nocturna por todo el refu hasta el “abrevadero”. Como hay que salir me sirve para comprobar que el cielo se ha cubierto pero que parece que todo sigue en calma. Después Iván me dirá que le llovió y que tuvo que buscarse algo a cubierto.
Son las 6 de la mañana. ¿Oigo viento?, ¡no puede ser!, pienso… Pero no, no estoy equivocado, está soplando. Nos levantamos poco después para comprobar que sí, que está soplando. Me preocupo, el refu está en una hondonada muy profunda y si aquí está soplando no me quiero ni imaginar por arriba. El refu está a unos 1450 metros, y hoy escalaremos desde los 2.000 hasta los 2.400. La cara es Suroeste y el viento sopla del sur. Empiezo a preocuparme cuando por fin aparece Raúl y me da la buena noticia de que las previs dan vientos de 18 metros por segundo… O lo que son unos 60 Km por hora.
Amanece el en refu |
Un rato después en la aproximación al infierno |
No pinta bien, hacemos reunión de “pares”, y decidimos que tiramos hasta el pie de vía si somos capaces de llegar y que ya veremos allí.
La subida hasta el Porru Bolu no tiene ninguna novedad, sufrimos alguna que otra racha ocasional pero nada que nos desanime totalmente. Es a partir del flanqueo del Porru Bolu que empezamos a “sufrir” las molestas rachas que nos empujan una y otra vez. Seguimos para arriba, cada uno con sus pensamientos, creo que todos lo tenemos claro.
Iván que va delante se para. Cuando llegamos nos cuenta que una racha lo ha empujado bien. Y que cree que con estas condiciones no vamos a poder escalar. Increíblemente los cuatro estamos de acuerdo. Pero como somos así, decidimos que vamos a echar un vistazo hasta el collado y que después bajaremos hasta la base del Porru Bolu a ver si después de esperar una hora mejoran algo las condiciones.
En el collado lo del viento es de anclarse con vientos. Nubes negras y feas rodean las Cebolledas. ¡No hay ninguna duda, nos bajamos!.
El punto más alto al que llegamos, la pared del fondo más oscura era la nuestra |
Al lado de la base del Porru Bolu en el descanso surge la pregunta. ¿Qué hacemos?. Seguimos esperando o qué…
Yo no me corto e insisto en que lo mejor es irnos de aquí a buscar un sitio más bajo en el que podamos hacer algo esta tarde. La idea de tirarnos todo el día cruzados de brazos en el refu sin hacer nada me aterra… Tengo suerte y los convenzo, ¡Bajamos, anulamos la reserva de esta noche en el refu y a jugarnos la vida en el descenso en coche!. ¡Quién dijo miedo!.
A todo esto nuestro Raúl decide darle a sus bastones un rato más de descanso, no se acuerda hasta 20 minutos después que no los lleva… Le toca subir a por ellos… Se supone que no tenemos prisa y que mientras vamos haciendo la mochila en el refu…
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