Apertura variante de las fisuras a la Yerai


Tras algunas vueltas, recolocaciones de planes y cordadas, acabamos acercándonos a la Ermita de Pruneda en Rabanal a eso de las 9 de la mañana del 4 de julio. 5 maromos con ganas de escalar. Con sorpresa, al empezar a aproximar, descubrimos que una riada reciente ha bajado por toda la canal hasta la misma carretera depositando una tonelada pasada de piedras en el borde de la calzada.
Uno de los mejores momentos siempre, preparándose.
Aproximando por la canal siguiendo el rastro de la riada.

La pared, desde el punto en que paramos a reconocer las vías.

¿Lo tenemos claro?

Un rápido vistazo a las vías para reconocer el recorrido y cada cordada se dirige a su pie de vía. Por un lado Davide, Ernesto y Jaime. Davide y Ernesto quieren probarse en una vía de largos sin “cierto” plasta. Los entiendo, yo haría lo mismo. Para Jaime, es su primera vez en esto de la clásica. Joven, formándose como guía y con muchas ganas, va tranquilo y confiado. Por otro lado, a Ezequiel le ha tocado el Plasta. Vamos a ver si empezando por la Yerai conseguimos abrir una variante. La idea es hacer el primer largo de la Yerai, y a partir de ahí en paralelo a unos 20-30 metros ir subiendo la pared de Peña Rabanal siguiendo una sucesión de fisuras y placas. A mi parecer bastante lógica y directa. 
Apenas oímos a la otra cordada mientras nos preparamos para que Ezequiel salga de primero. Yo he hecho este largo en primero ya dos veces, y entiendo que es mejor que lo haga él para ir practicando un poco más con los cacharros. Terrible error que posteriormente se vendría en mi contra. Un clásico.

Largo 1, común a la Yerai.
Va resolviendo bien hasta los 3/4 de largo, antes del V+ clave que marca el largo. Se va muy a la derecha, embarcándose en un pequeño marrón que resuelve bien volviéndose a la izquierda tras unos minutillos de dudas. 

Ezequiel en el primer largo de la Yerai.

Una vez llego a la reunión sin novedades, por fin puedo echar un vistazo al primer largo de lo nuevo. Es en el que tengo más dudas, no recuerdo bien lo que tumba, y no sé si la fisura que tengo en mente será demasiado dura. Con alivio, para qué negarlo, compruebo que aunque en los metros finales se pone vertical, (unos 6), el resto va fácil. Una placa de unos 4 metros de ancho la separa de otra fisura más tumbada y curva que va por la derecha. No sé por donde ir. Decido que lo más sensato es ponernos manos a la obra para preparme para salir, unos comentarios del primer largo. Me ha dado tiempo para decidir que iré por la fisura de la derecha. Unos 40 metros, lavados en parte por la riada. 

Largo 2, primer largo nuevo.
Subo hasta la mitad del largo. Llego sin mayores problemas, 20 metros sencillos que se van protegiendo a gusto. Resulta que la placa gana puntos en ese momento. Una caliza compacta y con una pinta soberbia invita a escalar. Las posibilidades de protección y el no demorarme hacen que finalmente decida por la opción más alpina, la que a priori es la más fácil, la fisura de la derecha. Tumbada en su parte inicial, los últimos 8 metros sube vertical pero fácil, disfrutona  y con buenas opiciones de protección. Un puente de roca unos metros antes de salir es el último seguro. Disfruto. 
Empezando el segundo largo, todavía estoy indeciso por donde tirar.

Estoy en la repisa cómoda que marca el inicio del siguiente largo. Una sucesión de placas tumbadas cortadas por algo de vegetación. Un aparente largo de trámite con pinta de III, que más tarde se mostraría más juguetón de lo que parecía. 
Ezequiel probando la placa del segundo largo
La primera reunión, dos puentes de roca.

Dos puentes de roca perfectos para montar la reu me sorprenden y grito el esperado ¡reunión!. Cuando Ezequiel está llegando a la placa, le digo de probarla. Salen unos pasos bonitos de IV+. Estamos de acuerdo que lo que yo hice es un IV, así que dado que la placa se protege bien lo comentaremos en los croquis. 

Largo 3.
Ezequiel, buscando el Totem amarillo para el invertido
Sale Ezequiel, algo a la izquierda por lo más fácil, desde abajo le marco un invertido perfecto que usa para meter el totem amarillo. Sigue después abriendo con calma y seguridad, progresa a buen ritmo hasta que a la mitad donde se ve una sombra de un pequeño techito en una barriga, se para, y tras unos segundos de tientos, sube. Desde lo alto, a lo lejos, majestuosa y desafiante, la fisura vertical que me llamó la atención la primera vez, domina la acción. 
Llegando al paso del largo

Al frío mañanero inicial con nubes dispersas, le sigue un pujante sol. Las nubes han decidido retirarse, y se adivina que arriba lo pasaremos mal con el calor. 
Como hemos acordado, aunque nos ralentice un poco, a eso de los 30 metros pasados donde dejamos de vernos, Ezequiel monta reunión. Hemos pensado que es lo mejor para no penalizar la comunicación entre reuniones y después con calma, ya veríamos como quedaría el reparto de largos óptimo. 
Para el primero escalar es algo tormento, va penalizado por el peso, y eso que en algún largo el segundo se queda algo de material. Pero quizá en un exceso de prudencia he subido unos pitones y su compañera la maza. 
Decido salir directo por el totem amarillo usando el invertido. Sale un paso de IV+ divertido y bonito. En las probables manos de salida en lo quebrado está suelto ya nos encontramos en el largo anterior cosas sueltas. Sigo, la caliza virgen está espectacular, la primera mitad del largo va bien, III-IV sin nada que reseñar. Voy acercándome al paso. Me lo miro mientras saco el seguro de abajo. Sigue pareciendo tumbado y nada problemático pero cuando llego me doy cuenta que no es así, la barriguilla pone la emoción y al llegar a la reu decidimos que es mejor ponerle un V, que por lo bajo podría quedar en IV+. 
El tercer largo nuevo, y la fisura.
Miro hacia arriba y se me caen los huevos al suelo literalmente, mis sospechas son ciertas, la parte alta de la fisura está demasiado lejos para un largo de cuerda. No voy a poder hacer la fisura de primero. ¡No me lo puedo creer! otra vez me quedo sin el largo guapo de la vía en primero… Por un instante fugaz la incredulidad me domina, pero finalmente sonrío para mí, y me digo, ¡esto es alpinismo, hay que compartir!. Ezequiel se ha metido en este lío por mí, ¡qué menos que si le ha tocado el largo bueno respetarlo!. Punto. 
A nuestra izquierda, nuestros compis van bien, ya han pasado los dos primeros largos de la vía, los más duros con el último. Están en la zona de transición, lían a Jaime para que se haga un largo en primero. Nos hacemos unas fotos entre cordadas. 
Ahí están, los tres en Luna de Lobos.

Vuelvo a lo mío, El sol empieza a apretar y calculo que nos deben quedar unos tres largos como mínimo. No vamos especialmente lentos teniendo en cuenta que estamos abriendo.

Largo 4.
Primeros 20 metros de transición casi planos. Veo que la placa que da inicio a la fisura tiene unos 10-12 metros y promete diversión. Cuando estoy empezándola, Ezequiel me grita que ya llevo 30 metros de cuerda, prefiero no pensarlo mucho. Me consuela pensar  que si justo antes de empezar la fisura hay algo para montar una reu y así por lo menos hago la placa. 
Posando para la posteridad

Me meto. Divertida, adherencia de la buena, pasos de V, sabrosones, me llevan a dos grietas que a lo “Torres Kio” se desdibujan un metro antes del inicio de la fisura. Monto reu y meto el único pitón que dejará constancia de nuestro paso por la vía. 
La red debajo de la fisura, me tocaría rehacerla para incorporar el pitón.

Primer vistazo a la fisura
Ezequiel divirtiéndose en la placa

Un vistazo a la fisura. ¡Me encanta! aérea, vertical, y con muchas posibilidades. Hace calor, monto reu, y una vez resuelta la placa por Ezequiel, lo tengo al lado en la reu. 

Largo 5, la fisura.
Unas palabras de envidia por mi parte, (quiero pensar que se nota que de la sana), un par de miradas rápidas de Ezequiel a lo que le espera. Comentario de la jugada de los primeros metros y ahí estoy, ¡sacándole las fotos que soñé para mí!. A los dos metros encuentra un puente de roca, lo usa. Desde abajo me parecía que lo más difícil eran los metros iniciales, después se ve que tumba algo, pero como compruebo cuando subo, la chicha está en el medio. Si el inicio es claro y van apareciendo cosas para resolver, por el medio hay que pensárselo más e ir aprentando un poco. Salgo de la fisura. A unos metros, mientras comentamos el largo, veo unos bloques sospechosos, mejor no tocar. Ezequiel, sentado en la reu me recupera. 

Empezando lo bonito

Apretando en el paso 
Saliendo

Haciendo el cafre con los ángulos y las nubes

La prueba de nuestro paso por la vía 
Yo saliendo de la fisura, al loro con los bloques que tengo encima


Largo 6, la fisura y los dos techos.
Nueva mirada hacia arriba y para mi sorpresa, me encuentro con que el muro final tiene mucha más chicha de lo que creía. 
la pared con las últimas dificultades, placa, fisura y techitos

Varias cosas me preocupan y me hacen pensar mientras hacemos el cambio. 
La primera, hay varias maneras de resolverlo, una fisura aparentemente fácil a la derecha sube directa a la cresta que marca el final de la vía. La mitad de la pared desde esta fisura a la izquierda se cierra con desplomes y techitos. La otra mitad con una placa que no me gusta mucho. Finalmente a la derecha de todo, ya desviado y feote, una cresta fácil de bloques anárquicos… 
La segunda preocupación, es que no tiene mucho sentido abrir una vía de IV, V bastante homogénea para cerrar con un paso durillo final, y ya no hablemos, si no puedes protegerlo bien. Creo que tenemos que acabarla lo más homogénea posible. Los dos techitos me tientan, una placa primero, y una fisura después, te dejan a los pies del primer techo. 
La tercera, es que el recorrido quede lógico. Nada de algo rebuscado. Hasta el momento hemos ido muy directos, así que creo que tendremos que intentar respetar esto mientras podamos. 
La parte inicial son unos bloques sueltos, incluso tengo que bajar algo para situarme al pie de la placa. Limpio unas hierbas y al sacar la tierra veo que hay un espectacular puente de roca que uso. Sigo, la placa se ha portado y me ha dado para unos pasos de adherencia divertidos. Me miro el resto con esperanzas. 
La fisura coge verticalidad hasta los 80-90 grados, fina, y dejándose proteger, me hace escalar y decidir bien que pie subir. Un metro para la base del primer techito. Un paso de adherencia divertido y me veo colocando el Totem rojo a la altura de mi cabeza, perfecto para proteger el primer techo que me llega a la altura del pecho. Unos buenos cantos y la posibilidad abajo de algún pie decente me deciden a probar, ¡no sin pedir foto!. Mi momento de gloria.
El primer techito

Una vez superadas las dificultades
Sale franco y divertido. Me llego a la base del siguiente. Busco como proteger, por arriba ya en la cresta veo una fisura para el totem negro cubierta de tierra, la limpio bien con el sacafisureros, pruebo y queda a cañón. Este segundo techo tiene algo más de miga. Una punta marca el pie derecho algo más arriba de mi rodilla, busco manos. Soy consciente de que aunque quedan unos 20 metros de vía, este es el último paso. Le doy y en unos segundos estoy de pie en la más cómoda de las repisas. Buenas posibilidades para montar reu, miro lo que queda, fácil, y a la derecha con sorpresa descubro que al mismo nivel tenemos el collado. Podemos salir andando cómodamente desde esta reu. 
Ernesto, ya ha resuelto el paso de V+ que marca el último largo de la Luna de Lobos

Metros finales.
Ezequiel buen compañero, me cede el honor de la salida en primero. 23 metros de III fáciles y allí estoy, en el mismo punto con el que soñe un año antes y desde el que me imaginaba escalando por las placas de abajo. 
Saliendo a cima

Al mismo tiempo, aparecen los compañeros también en la cima. Los 5 sanos y salvos. ¡Buen trabajo!
Nuestros compañeros en la cumbre


Un poco más.
Como somos unos enfermos, hemos decidido quedarnos a dormir en Rabanal y hacer algo más por los andurriales. Tras un baño en el río, paso de rebaño de un mar de ovejas, y la ganada y bien merecida caña, decidimos montar las tiendas y acercarnos al sector de deportiva de Placas. Nos hacemos unos 6A, algún V, y un 6A+.
Al día siguiente madrugamos. Queremos aprovechar el fresco para escalar en el sector de Mandrágora. Hago cambiar de idea a Jaime y a Davide y empezamos por un 6A en vez de un V+. Sigue un 6A+ en el que la cago solemnemente, empiezo bien, y no sé qué pasó, que de la mitad a arriba, me voy en picado de cabeza, acabo hasta gritando pidiendo ayuda. De vuelta en el coche este detalle me agría un poco las sensaciones. 
¡Qué le vamos a hacer, hay días así, pero me prometo que no puede volver a pasar!
Mientras, mi subconsciente rebusca, hasta que encuentra lo que quiere, y me veo diciéndole a Davide que le voy a enviar una foto, una línea curiosa que he visto… 
No sé por qué recurrentemente se me viene a la cabeza un momento escalando, estoy en un punto comprometido, la amalgama de conocimientos que me transmitieron Gonzalo, Ferrán, Felip, Santi, Raúl y otros, con mucha paciencia, cristaliza sacándome del apuro con solvencia, dignidad y confianza. Pero la realidad es tozuda, y por el momento ni amalgama ni leches, yo escalo, y lo único que siento es pura concentración en lo que escalo y en lo que viene. De lo otro ni me acuerdo. Soy un perfecto desagradecido.




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