Norte del Almanzor
Hay veces en que la justicia busca caminos muy torticeros, pero hay que reconocer que efectivos. Esto es lo que me pasó ayer en la Norte del Almanzor, recibí la oportuna dosis de justicia merecida, como desalmado que fui. Pero empecemos por el principio…
Había pensado en que la mejor palabra que lo definiría era incauto, pero no, me di cuenta de que él sabía perfectamente dónde se metía, así que vamos a dejarlo en novato. Él ya había hecho algunas invernales normales, Ubiña, Curavacas, Espigüete, pero el cuerpo le pedía más. Y dio la casualidad que yo pasaba por allí y cual dealer, le tiré la caña, sabiendo que no diría que no. ¡Teníais que haberle visto la cara cuando se lo dije!… No tenía material, respondió. Como buen dealer le pregunté qué le faltaba y dio la casualidad que yo tenía lo que necesitaba: ¡Muy pocos escrúpulos, unos crampones y unos piolos!. Él no lo sabía, pero habría hecho mejor en venderle el alma al diablo en ese momento.
Desalmado puede, pero irresponsable no, sabía que si venía el novato, había que hacerse con un tercero más hecho. Había que buscar a alguien con nivel al que no le importara hacerse en primero el primer largo y que me dejara en bandeja el largo de la cascada, para lucirme tal cual prima donna.
Pero las cosas no salen como uno quiere, el destino, ese tramposo juguetón, decide y mucho, mientras se descojona de los ilusos como Xelo.
El "Colega", fue el escogido, ese encantador de serpientes, que me dice que mejor se hace él la cascada, que casualmente ayer le llegó un soplo, que el resalte del primer largo está seco, con hielo y muy divertido. Él te vende el gran favor, mientras te la mete doblada, y no te queda más remedio que sonreír y decir que sí. No sabes cómo ha pasado pero te ves diciendo, vale, bueno, ya me hago yo el primer largo… Mientras, por dentro, eres un mar de lágrimas, ¡lo que se dice un colega de los de verdad!, te roba el largo guapo y le debes un favor…
Pues allí estamos, los tres, al pie de la vía por fin, Norte del Almanzor Una luz anaranjada lo ilumina todo, el novato confiesa que es la primera vez que le amanece en la montaña y mientras, el “colega” remonta los últimos metros hasta el punto escogido para montar la R0.
Nieve dura durante todo el recorrido desde el refugio. Dado que el novato y yo teníamos 5 horas largas de coche decidimos partir la actividad, el sábado salíamos de casa para estar a la hora de la cena en el refugio de la Laguna. Del refugio poco que contar, buena comida, buena atención, y camas “apretás”. El colega durmió, roncó, y no sé que más hizo. El novato no pegó ojo, y yo, que pensaba que no había dormido mucho, resulta que ronqué y más que el colega… todo esto según el novato.
Volviendo a lo nuestro, R0 montada, me acicalo, me cuelgo todos los abalorios mientras de reojo y sin que me vean los otros miro hacia el primer largo. Intento fingir una alegre despreocupación que no siento en “asoluto”. Está pelado, tieso y con unos colmillos afilados qué pa qué… “Si el primer resalte está así, no quiero ni pensar cómo va a estar la cascada del colega”.¡Si al final va a ser que tiene razón y me va a hacer un favor!.
Sin más preámbulos me tiro a por el toro, nieve dura, disfrutona, ¿hay algo mejor que empezar una norte con un par de colegas?. Me cuesta encontrar algo para meter el seguro y proteger la reu. Meto un friend por fin y me voy como un tiro a por el resalte, un clavo a la izquierda lo protege, hielo ya abajo, el resalte metido hacia dentro y una plancha de hielo por encima que sobresale. Un lado, el otro, levanto la derecha primero, la izquierda, mis caderas, que no llego… No os aburro, pasé… De salida a una plancha de hielo a 60 divertida. empiezo el giro hacia el fin del largo, y por fin, allí está, soleada, brillante, iba a decir desafiante, pero no, más bien diría juguetona.
Desde la Reu, el colega pregunta a gritos qué como está la cascada. Pienso, ¡es mi momento!, ¿y si le digo que está tiesa y delicada?. Seguro que se raja y me dice que me la haga yo… No sé que pasaba por mi cabeza en ese momento, lo sé, mi respuesta fue lamentable. Esto fue lo que salió de mi boca… ¡Ahhh bien, te la haces sin problemas!… En cuanto doblé la esquina y tras asegurarme de que no me veían empecé a darme de cabezazos contra el hielo…
Sigo subiendo buscando el clavo que está a media rampa antes de la cascada, afortunadamente da el sol, antes una rampa divertida de hielo a 60 grados. Monto reu y grito. Suben como toros rabiosos. Cuando me doy cuenta ya están los dos a mi lado llorando, que qué hacía, que por qué había tardado tanto en montar la reu, que ya me valía… desde luego… ¡Vamos una delicia de compañía!.
Nos apañamos como podemos algo incómodos para dejar al “colega” listo para salir, lo miro, miro la cascada, y pienso, ¡ese podrías ser tú! pero como eres un pringado, aquí estás, asegurando…
Sale decidido, con ganas y confiado. No me ha dado tiempo a respirar un par de veces y está al pie de la cascada, se queja de no sé qué, cosas de primero, pero cuando se da cuenta ya está por la mitad. Como prima donna que es, se permite el lujo de poner un tornillo en lo más tieso de la cascada, un Totem azul arriba para proteger bien la salida y ya lo tiene.
Nos lo tira todo. Nos deja la cascada pelada de hielo, pero hay que reconocer que escoge un buen sitio para montar la reu. Llegamos rapidito. El novato, que ya en el primer largo se descubrió con una sonrisa de oreja a oreja, en la cascada se da cuenta de que aún puede sonreír más… Pobre iluso… pienso, está desgraciando su vida y sonríe…
Tercera reunión, llegando le pregunto al novato si quiere hacerse el siguiente largo en primero. Ya ha hecho clásica y sabe cómo va el tema de proteger un largo en primero. Una rampa homogénea de 55 grados le espera, un tramo de hielo en el medio fácil. Decide que mejor no, me lo deja… Así que más de lo mismo, me pongo bonito, y ¡venga!.
Como no quiero aburriros os lo resumo, otra reu más, llorada del colega porque no sale un Totem, un largo que hace de segundo y no hace más que llorar… En fin. Nieve dura, disfrutona, el resalte de arriba pelado, sin hielo, y por fin la argolla con los habituales atascos. Como la cosa va para largo entre el “colega” y el “novato” me lían para que suba con el novato a cima. Si es que al final soy un bendito… rapel, con una cuerda de sesenta, destrepe y flanqueo laborioso por las canales oscuras, otro destrepe en la portilla del Crampón y colorín colorado este cuento se acabó…
¿No pretenderéis que os cuente lo del refugio, Barrerones y el viaje de vuelta en coche que me dio el novato en esta entrada?
Había pensado en que la mejor palabra que lo definiría era incauto, pero no, me di cuenta de que él sabía perfectamente dónde se metía, así que vamos a dejarlo en novato. Él ya había hecho algunas invernales normales, Ubiña, Curavacas, Espigüete, pero el cuerpo le pedía más. Y dio la casualidad que yo pasaba por allí y cual dealer, le tiré la caña, sabiendo que no diría que no. ¡Teníais que haberle visto la cara cuando se lo dije!… No tenía material, respondió. Como buen dealer le pregunté qué le faltaba y dio la casualidad que yo tenía lo que necesitaba: ¡Muy pocos escrúpulos, unos crampones y unos piolos!. Él no lo sabía, pero habría hecho mejor en venderle el alma al diablo en ese momento.
Desalmado puede, pero irresponsable no, sabía que si venía el novato, había que hacerse con un tercero más hecho. Había que buscar a alguien con nivel al que no le importara hacerse en primero el primer largo y que me dejara en bandeja el largo de la cascada, para lucirme tal cual prima donna.
Pero las cosas no salen como uno quiere, el destino, ese tramposo juguetón, decide y mucho, mientras se descojona de los ilusos como Xelo.
El "Colega", fue el escogido, ese encantador de serpientes, que me dice que mejor se hace él la cascada, que casualmente ayer le llegó un soplo, que el resalte del primer largo está seco, con hielo y muy divertido. Él te vende el gran favor, mientras te la mete doblada, y no te queda más remedio que sonreír y decir que sí. No sabes cómo ha pasado pero te ves diciendo, vale, bueno, ya me hago yo el primer largo… Mientras, por dentro, eres un mar de lágrimas, ¡lo que se dice un colega de los de verdad!, te roba el largo guapo y le debes un favor…
Pues allí estamos, los tres, al pie de la vía por fin, Norte del Almanzor Una luz anaranjada lo ilumina todo, el novato confiesa que es la primera vez que le amanece en la montaña y mientras, el “colega” remonta los últimos metros hasta el punto escogido para montar la R0.
Nieve dura durante todo el recorrido desde el refugio. Dado que el novato y yo teníamos 5 horas largas de coche decidimos partir la actividad, el sábado salíamos de casa para estar a la hora de la cena en el refugio de la Laguna. Del refugio poco que contar, buena comida, buena atención, y camas “apretás”. El colega durmió, roncó, y no sé que más hizo. El novato no pegó ojo, y yo, que pensaba que no había dormido mucho, resulta que ronqué y más que el colega… todo esto según el novato.
Volviendo a lo nuestro, R0 montada, me acicalo, me cuelgo todos los abalorios mientras de reojo y sin que me vean los otros miro hacia el primer largo. Intento fingir una alegre despreocupación que no siento en “asoluto”. Está pelado, tieso y con unos colmillos afilados qué pa qué… “Si el primer resalte está así, no quiero ni pensar cómo va a estar la cascada del colega”.¡Si al final va a ser que tiene razón y me va a hacer un favor!.
Sin más preámbulos me tiro a por el toro, nieve dura, disfrutona, ¿hay algo mejor que empezar una norte con un par de colegas?. Me cuesta encontrar algo para meter el seguro y proteger la reu. Meto un friend por fin y me voy como un tiro a por el resalte, un clavo a la izquierda lo protege, hielo ya abajo, el resalte metido hacia dentro y una plancha de hielo por encima que sobresale. Un lado, el otro, levanto la derecha primero, la izquierda, mis caderas, que no llego… No os aburro, pasé… De salida a una plancha de hielo a 60 divertida. empiezo el giro hacia el fin del largo, y por fin, allí está, soleada, brillante, iba a decir desafiante, pero no, más bien diría juguetona.
Desde la Reu, el colega pregunta a gritos qué como está la cascada. Pienso, ¡es mi momento!, ¿y si le digo que está tiesa y delicada?. Seguro que se raja y me dice que me la haga yo… No sé que pasaba por mi cabeza en ese momento, lo sé, mi respuesta fue lamentable. Esto fue lo que salió de mi boca… ¡Ahhh bien, te la haces sin problemas!… En cuanto doblé la esquina y tras asegurarme de que no me veían empecé a darme de cabezazos contra el hielo…
Sigo subiendo buscando el clavo que está a media rampa antes de la cascada, afortunadamente da el sol, antes una rampa divertida de hielo a 60 grados. Monto reu y grito. Suben como toros rabiosos. Cuando me doy cuenta ya están los dos a mi lado llorando, que qué hacía, que por qué había tardado tanto en montar la reu, que ya me valía… desde luego… ¡Vamos una delicia de compañía!.
Nos apañamos como podemos algo incómodos para dejar al “colega” listo para salir, lo miro, miro la cascada, y pienso, ¡ese podrías ser tú! pero como eres un pringado, aquí estás, asegurando…
Sale decidido, con ganas y confiado. No me ha dado tiempo a respirar un par de veces y está al pie de la cascada, se queja de no sé qué, cosas de primero, pero cuando se da cuenta ya está por la mitad. Como prima donna que es, se permite el lujo de poner un tornillo en lo más tieso de la cascada, un Totem azul arriba para proteger bien la salida y ya lo tiene.
Nos lo tira todo. Nos deja la cascada pelada de hielo, pero hay que reconocer que escoge un buen sitio para montar la reu. Llegamos rapidito. El novato, que ya en el primer largo se descubrió con una sonrisa de oreja a oreja, en la cascada se da cuenta de que aún puede sonreír más… Pobre iluso… pienso, está desgraciando su vida y sonríe…
Tercera reunión, llegando le pregunto al novato si quiere hacerse el siguiente largo en primero. Ya ha hecho clásica y sabe cómo va el tema de proteger un largo en primero. Una rampa homogénea de 55 grados le espera, un tramo de hielo en el medio fácil. Decide que mejor no, me lo deja… Así que más de lo mismo, me pongo bonito, y ¡venga!.
Como no quiero aburriros os lo resumo, otra reu más, llorada del colega porque no sale un Totem, un largo que hace de segundo y no hace más que llorar… En fin. Nieve dura, disfrutona, el resalte de arriba pelado, sin hielo, y por fin la argolla con los habituales atascos. Como la cosa va para largo entre el “colega” y el “novato” me lían para que suba con el novato a cima. Si es que al final soy un bendito… rapel, con una cuerda de sesenta, destrepe y flanqueo laborioso por las canales oscuras, otro destrepe en la portilla del Crampón y colorín colorado este cuento se acabó…
¿No pretenderéis que os cuente lo del refugio, Barrerones y el viaje de vuelta en coche que me dio el novato en esta entrada?
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